MEDICO CONDENADO POR PROMOVER LAVADO DE MANOS

 MEDICO CONDENADO POR PROMOVER LAVADO DE MANOS EN 1847


Entre los grandes aportes de Ignaz Semmelweis está el de fomentar el Lavado de manos para evitar infecciones. Fue acusado de «locura» y enviado al manicomio. Ignaz Semmelweis es el «padre del lavado de manos», este fue uno de sus más grandes aportes a la medicina. Semmelweis era un obstetra que en 1847 entendió que lavarse las manos disminuía la tasa de mortalidad en los mismos hospitales, cuando los centros de salud eran demasiado antihigiénicos. Fue declarado «loco» y enviado al manicomio. Semmelweis Ignác Fülöp o Felipe Ignacio Semmelweis (1818-1865) fue un médico de Hungría. Obtuvo un doctorado en obstetricia y asistió al profesor Klein del Centro de Maternidades del Hospicio General de Viena.


HOSPITALES ANITIHIGIENICOS EN EL SIGLO XIX



En esta parte de la historia de la Medicina, antes del siglo XX, los hospitales eran terriblemente antihigiénicos: carecían de normas de sanidad y de limpieza, las sábanas casi siempre estaban sucias, llenas de sangre y otros fluidos corporales. Los médicos no se preocupaban por la asepsia (evitar la infección por gérmenes). Esta falta de esterilización se daba porque en esa época todavía no se habían descubierto los gérmenes ni la teoría microbiana de la enfermedad (solamente se teorizaba).

Ignaz Semmelweis fue un médico audaz en la historia de la medicina y clave para esa teoría de los microbios. Él observó los numerosos casos de fiebre puerperal en mujeres en labor de parto: un porcentaje de hasta 40% que entraba al Hospicio General de Viena contraía esa fiebre y moría.




En 1847 Semmelweis fue testigo del deterioro y muerte de un colega después de cortarse la mano mientras diseccionaba un cadáver. Ahí comenzó a relacionar la causa de enfermedades con el contacto con cadáveres descompuestos (aun sin conocer sobre Microorganismos). Específicamente se dio cuenta de que las mujeres en labor de parto que eran atendidas por cirujanos contraían mucho la fiebre puerperal. Estos médicos también realizaban autopsias. La sección obstétrica también tenía a las parteras (éstas no tocaban cuerpos de difuntos y sus mujeres atendidas no desarrollaban fiebre). Ahí concluyó que la manipulación de cadáveres generaba esa fiebre puerperal. Semmelweis dijo: Los dedos contaminados son los que conducen las partículas cadavéricas a los órganos genitales de las mujeres encinta, y sobre todo al nivel del cuello uterino.

                                 AGUA Y CAL CLORADA COMO DESINFECTANTE


Como solución colocó un recipiente con agua y cal clorada, estableciendo la regla para todos sus compañeros: que se laven las manos antes de atender a pacientes vivos. La tasa de mortalidad de las mujeres parturientas ¡descendió hasta el sorprendente 1%!. A pesar de ese éxito, muchos de sus colegas se mostraron escépticos… Reaccionaron negativamente: no se lavaban ni esterilizaban las manos. Semmelweis los llamó «asesinos» y lamentablemente fue despedido y difamado. El obstetra llegó a sufrir depresión y trastorno obsesivo. A base de violencia fue internado en un hospital psiquiátrico y sólo con 47 años murió por inyectarse residuos de una necropsia (para probar su teoría). Se dice que él estaba trastornado, aunque tal vez fue asesinado. Hoy en día, Ignaz Semmelweis es un mártir de la Medicina y su más grande aporte fue el lavado de manos, una herramienta fácil y necesaria para combatir enfermedades como el nuevo coronavirus.



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