Si en algo se basa el siglo XXI es en los pequeños electrodomésticos. Cada vez más y más pequeños hay uno que, en realidad poco a variado desde su aparición en el mercado: ¿Qué haríamos sin microondas? No es una pregunta frecuente, simplemente porque las máquinas que más nos definen hoy en día pasan desapercibidas a la conciencia. Mera inercia hacia la costumbre.
El microondas ha hecho posible nutrirnos de alimentos cocinados en cuestión de segundos. Quién iba a pensar eso hace tan solo unas cuantas décadas. Sin embargo, sus logros siguen siendo un tanto misteriosos, porque ¿cómo funciona exactamente un microondas? Y lo que es más importante: ¿Por qué calienta mucho más rápido que un horno?
Utilizar el horno resulta cada vez más un pequeño capricho que permitirse de tanto en tanto, mientras que el plato del microondas gira y gira a diario. En casa, en el trabajo, en la universidad… Están cada vez en más espacios para que, incluso aunque tengamos que comer fuera, nos llevemos el cubierto caliente a la boca.
Métodos muy diferentes
Pero no, la respuesta no tiene que ver con el tamaño de ambos, sino en que estos dos recursos de cocina funcionan con métodos de calentamiento completamente diferentes. Mientras que el horno se basa en la conducción, en la que las bobinas calientan directamente el aire del interior del aparato, en el microondas un tipo de radiación electromagnética llamada microondas es enviada a través de la cámara de cocción.
Más fácil: en un horno, el calor del aire se transfiere a la comida hasta que alcanza la misma temperatura, y esto requiere tiempo. En el microondas, por su parte, son las propias microondas las que calientan la comida al rebotar en el interior metálico del dispositivo y entrar en contacto directo con las partículas de los alimentos.
Así, como explica Aswathi Soni, científica de alimentos del instituto de investigación 'AgResearch' con sede en Nueva Zelanda en palabras recogidas para "Live Sience", la rapidez con la que se calienta la comida se basa en sus propiedades dieléctricas, es decir, las cargas en una molécula dada que determinan cómo se comportará bajo las frecuencias electromagnéticas.
Explicación del plato giratorio
Otra diferencia entre los hornos y las microondas, recoge la periodista de salud y medio ambiente Donavyn Coffey, es que "un horno calienta uniformemente". Vamos, que cuando tu aparato pita indicando que ya ha alcanzado la temperatura adecuada te está diciendo que todo su interior tiene esa misma temperatura. Así, el calor se va transfiriendo uniformemente a todo el plato. "Las ondas electromagnéticas que se reflejan en el interior del microondas chocan con los alimentos calentándolos, pero no llegan todas de manera uniforme. Esto crea puntos calientes y puntos fríos", dice Coffey.
"Las moléculas de agua son más sensibles a las ondas electromagnéticas, por ello comienzan a vibrar en un microondas, lo que genera la energía térmica que cocina"
Esa es la explicación al plato giratorio que todo microondas contiene. No querrás que tu comida quede caliente solo por unas partes y casi congelada por otras. Gracias a este movimiento, el alimento va girando recibiendo ondas por todos sus extremos. ¿O quizás había que decir por casi todos sus extremos? Pese a la ciencia que habita dentro de este aparato, a más de uno le sonará lo de un plato de pasta hirviendo en la superficie y totalmente frío en el interior. Todo no puede ser.
No obstante, esto también tiene explicación: el agua. "Las moléculas de agua son más sensibles a las ondas electromagnéticas porque contienen un dipolo, un extremo positivo y un extremo negativo distintos. Cuando se exponen a las microondas, las moléculas de agua se agitan y comienzan a vibrar, lo que genera energía térmica que cocina el resto de los alimentos", según la Administración de Alimentos de Estados Unidos.
La frecuencia más común utilizada en microondas, 2,45 gigahercios, también puede ser absorbida por la grasa, el azúcar y la sal, por ejemplo, pero hasta cierto punto. Esto significa que el agua que contiene un plato es el principal impulsor (o conductor) a la hora de calentarlo.
Es por ello que tomar algo más de tiempo para revolver una o varias veces el contenido del plato durante el proceso de calentarse puede ayudar a redistribuir el punto frío central hacia el exterior, donde puede absorber más radiación. La agitación también reubicará las moléculas cocidas en el centro de la comida para evitar que se cocinen demasiado.
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